La salud, el dinero o la familia son factores que habitualmente nos provocan un estado de ansiedad. Pero cuando las tensiones se vuelven crónicas (más de seis meses), impidiéndonos enfrentarnos al día a día, incluso sin una situación que lo justifique, estamos hablando ya de una patología denominada Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Hace unos días oía al sabio ciéntífico Eduard Punset en una interesante entrevista , en ella explicaba lo que yo hace ya tiempo venía intuyendo , que denomino el "ya lo tengo".
Comentaba Punset que lo aprendió de su perra ,al ir a darle de comer esta se volvía loca de ilusión hasta el punto de casi no dejarle avanzar cuando él se dirigía a la cocina para llenar el cuenco de su animal de compañía, luego él hacía como que se le olvidaba la tarea y la perra ladraba , finalmente se dirigía como podía a la terraza a dejar el cuenco en el suelo acompañado de nuevo por el animal que nuevamente le hacía "fiestas".
Una vez la comida ya obraba en poder del animal , este cambiaba radicalmente y dejaba de tener esa ilusión.La ilusión estaba en "que iba a conseguirlo".
Posteriormente descubrió Punset , en una de sus conversaciones con eminentes científicos , que el fenómeno en cuestión que él ya había constatado había sido motivo de premio Nobel en un grupo de científicos que analizaron esta ,digamos , parte de la felicidad.
Necesitamos tener regularmente ilusiones y el hecho de vivir pendientes de alcanzarlas , aunque sean objetivos cercanos y cotidianos , es parte de lo que nos permite vivir de forma feliz.
Lo que ocurre es que en nuestra sociedad , el dinero pasa a protagonizar un papel nocivo en el fenómeno y entorpece el fin.Si no tenemos las necesidades primarias cubiertas , el dinero si que nos puede dar la felicidad , pero desde el momento en que tenemos techo , comida, y un cierto apego sentimental con algún amigo o familiar, el excedente de dinero suele provocar ansiedad por aquello de tener siempre en mente algo que conseguir , fruto del bombardeo comercial que sufrimos en todos los frentes.No importa cuanto nos sobre , siempre estaremos pendientes de gastar ese excedente y tan sólo las dudas que nos supone la variedad de la oferta ya nos suele provocar ansiedad.
Y lo peor es que una vez adquieres ese "gadget" tan soñado , viene el bajón , porque la felicidad estaba en intentar conseguirlo y sino reflexionad si os ha ocurrido.El posterior disfrute de esa compra es inversamente proporcional a la felicidad que nos causaba el querer adquirirlo y normalmente , una vez comprado , pasa al olvido.
Según que entornos constituyen pues una traba a nuestra felicidad....
Es otra maravilla más de nuestra Sociedad de Consumo.N.E.N.C.
11 agosto 2005
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